Miguel Calero, la Leyenda del Cóndor

Autor:Alfonso Rivera
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Según los especialistas, el cóndor es una de las aves más grandes del mundo. En Pachuca podemos dar fe de esto pues un cóndor colombiano voló muy alto en la madriguera de los Tuzos, donde resguardó con sus largas alas las redes blanquiazules y surcó los aires con esas atajadas que lo convirtieron en leyenda.

Miguel Ángel Calero Rodríguez emprendió el vuelo en el Futbol profesional en su natal Colombia con el Sporting de Barranquilla, en 1987, donde comenzó a abrir las alas que lo llevaron a un cielo más amplio para convertirse en el guardia del campo de Deportivo Cali, donde daba un gran espectáculo con ese carácter que lo distinguía y por ese juego con los pies por el que se ganó el sobrenombre de el Show. De ahí cambió de aires y emigró al Atlético Nacional.

Tiempo después, consagrado en su país y con 29 años, el cóndor cruzó el continente hacia el norte y llegó a México sin pensar que forjaría ahí una leyenda al arribar en el 2000 a Pachuca, en el estado de Hidalgo, lugar que quedaría para siempre marcado por el vuelo de esa gran ave.

Desde su llegada ganó el corazón de la afición blanquiazul con esa seguridad que reflejaba en la cancha bajo los tres palos y su liderazgo en el equipo, con lo que poco a poco se convirtió en una de las leyendas más grandes de esa institución y también uno de los mejores arqueros que han jugado en México.

10 campeonatos con Pachuca son muestra de su grandeza, títulos en los que fue parte vital evitando goles de los rivales e incluso aportando un gol, como en aquel 2002 cuando a punto de concluir un partido en el Hidalgo ante Chiapas subió a rematar un tiro de esquina y con su inolvidable gorra anotó un gol que hizo vibrar a los seguidores.

También vivió momentos difíciles, como en el 2007 cuando una trombosis venosa en su brazo izquierdo lo tuvo al borde de la muerte, pero después de un tiempo pudo volver a la cancha para seguir cosechando éxitos.

La noticia de su retiro cimbró a la ciudad, que vio a Calero defender por última vez la portería el 22 de octubre de 2011, tras 395 partidos defendiendo la camiseta de los Tuzos, y que al finalizar dio una inolvidable vuelta olímpica despojándose de esas prendas que lo caracterizaron como sus coloridos suéteres que se vieron por los aires durante sus 24 años de carrera.

Después tenía el sueño de forjar nuevas generaciones de arqueros en una escuela y ser parte del cuerpo técnico de Pachuca, algo que hizo un tiempo como entrenador de arqueros y que haría después junto a otra leyenda Tuza como es Gabriel Caballero, pero ya no pudo.

A finales de noviembre de 2012, Calero sufrió una embolia que lo tuvo en el hospital durante algunos días que la afición de Pachuca, México, Colombia y el mundo vivió con preocupación ante noticias que no eran alentadoras y terminaron el 3 de diciembre, cuando le declararon muerte cerebral, y el día 4 con su fallecimiento.

Ese mismo día el auditorio Gota de Plata fue testigo del cariño de los seguidores que formaron largas filas para darle el último adiós a su ídolo, ese que los hizo emocionarse tanto.

Al día siguiente, con su familia, amigos y afición reunidos en el estadio Hidalgo, el Cóndor dio la última vuelta olímpica en ese césped que lo vio hacerse leyenda, en los hombros de los compañeros que forjaron con él la época dorada de Pachuca en la que inscribió su nombre con letras de oro que quedarán grabadas para siempre.

Ahora el apellido Calero vuelve a retumbar en el Huracán con el heredero de la leyenda, aunque paradójicamente él no saca los goles sino que busca hacerlos. Juan José Calero Sierra ha mostrado carácter pues a sus 17 años ya debutó en primera división haciendo retumbar nuevamente el Venga Calero en las tribunas, por lo que deja constancia del deseo porque el apellido Calero continúe como uno de los más importantes para Pachuca.

Hoy, a tres años de su fallecimiento, en Pachuca se le recuerda con cariño a Miguel Calero, con una sonrisa por tantas alegrías que brindó a la ciudad, y con un vacío que aún no se llena por la partida de una leyenda, la leyenda del Cóndor.